Dale, dale, dale...
Uno de los elementos más típicos de las celebraciones en México son las piñatas, símbolo reconocido internacionalmente de la cultura mexicana. Sería difícil imaginar las posadas sin estas coloridas decoraciones originalmente hechas de barro, rellenas de frutas de temporada como tejocote, jícama, lima, caña de azúcar, mandarina, naranja, así como cacahuates y diversas variedades de dulces.
Karen. (2021). Por qué nadie está refiriéndose a la elaboración de una piñata.
Esta tradición llegó a México en el año 1586 (siglo XVI), cuando los
frailes agustinos de Acolman de Nezahualcóyotl, en el estado actual de México,
cerca de la zona arqueológica de Teotihuacán, recibieron la autorización del Papa Sixto V para celebrar las “misas de aguinaldo”, que más tarde se convertirían en las posadas. Fue en esas misas que tuvieron lugar en los días previos a la Navidad que los frailes introdujeron la piñata.
La
piñata original era una olla de barro, se le agregó papel de china de colores para hacerla más vistosa y representar
los placeres superfluos. Los siete picos simbolizan los pecados capitales y debían ser destruidos con los ojos vendados (haciendo alusión a que la fe es
ciega), con la ayuda de un palo que demuestra la virtud terminando con las tentaciones. Los caramelos y otras golosinas dentro de la piñata representaban
las riquezas del reino de los cielos, por lo tanto la enseñanza que
se acompañaba con fe y una sola virtud, podía vencer el pecado y recibir todas las recompensas del cielo.
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